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El aire contaminado en Madrid en 2024: una amenaza invisible que afecta a toda la población

Viernes, 15 agosto 2025
Tiempo de lectura: 4 min
Durante 2024, la Comunidad de Madrid vivió un año marcado por un problema ambiental y de salud pública de gran magnitud: toda su población respiró aire contaminado por encima de los límites que marca la nueva legislación europea para 2030. Esta situación, que afecta a más de siete millones de personas, no solo compromete la calidad de vida, sino que se traduce en un riesgo real para la salud y en un lastre económico de miles de millones de euros.

Durante 2024, la Comunidad de Madrid vivió un año marcado por un problema ambiental y de salud pública de gran magnitud: toda su población respiró aire contaminado por encima de los límites que marca la nueva legislación europea para 2030. Esta situación, que afecta a más de siete millones de personas, no solo compromete la calidad de vida, sino que se traduce en un riesgo real para la salud y en un lastre económico de miles de millones de euros.

Pese a ciertos avances en algunos contaminantes habituales, como las partículas en suspensión o el dióxido de nitrógeno, la subida del ozono troposférico durante los meses más calurosos ha encendido todas las alarmas. Este gas, conocido por ser un contaminante secundario vinculado directamente al cambio climático, se convirtió en el gran protagonista negativo del año.

Contexto general

El análisis realizado con datos de las estaciones de medición repartidas por la Comunidad indica que los madrileños respiraron aire por encima de los nuevos umbrales establecidos en la directiva europea aprobada en 2024. Esto significa que, aunque se avanzó en algunos aspectos, la región sigue incumpliendo de forma generalizada los objetivos de calidad del aire.

Si se comparan los niveles de contaminación de 2024 con los de años anteriores —incluidos los previos a la pandemia—, se observan descensos significativos en partículas PM₁₀, PM₂,₅ y en el dióxido de nitrógeno. Las reducciones oscilaron entre un 5% y un 38%, un dato positivo que muestra que algunas medidas están dando resultados. Sin embargo, el ozono troposférico aumentó cerca de un 30 % respecto al año anterior, alcanzando cifras que no se veían desde hace más de una década.

Los contaminantes en detalle

  • Partículas PM₁₀ y PM₂,₅, y NO₂:
    Aunque han experimentado mejoras, siguen superando los valores recomendados por la Organización Mundial de la Salud y por la nueva normativa europea. Estas sustancias provienen principalmente del tráfico y de la actividad industrial, y su presencia continuada afecta tanto a la salud humana como a la vegetación y los ecosistemas.

  • Ozono troposférico (O₃):
    Fue el contaminante más problemático en 2024. Las olas de calor del verano favorecieron la formación de este gas, que no se emite directamente, sino que surge de reacciones químicas entre otros contaminantes bajo la acción de la radiación solar. Se contabilizaron más de 200 superaciones del umbral de información, una cifra especialmente grave que afectó tanto a la capital como a su área metropolitana.

Factores que agravaron la situación

El origen de la contaminación en Madrid está estrechamente ligado a dos focos principales:

  1. El tráfico rodado, particularmente intenso en la capital y en ejes como el Corredor del Henares.

  2. La actividad aeroportuaria de Barajas, que sigue siendo una fuente considerable de emisiones y un punto crítico para la dispersión de contaminantes.

A esto se sumó un factor climático determinante: 2024 fue uno de los años más cálidos registrados en la región. Las condiciones de estabilidad atmosférica en invierno favorecieron la acumulación de partículas, mientras que las intensas olas de calor de julio y agosto dispararon los niveles de ozono. Este vínculo entre altas temperaturas y contaminación evidencia cómo el cambio climático está intensificando los problemas de calidad del aire en las ciudades.

Respuesta institucional y carencias

La legislación obliga a las administraciones a desarrollar Planes de Mejora de la Calidad del Aire, pero muchos de ellos siguen sin aprobarse o no contemplan acciones específicas para combatir el ozono.

Las Zonas de Bajas Emisiones implantadas en Madrid han mostrado resultados limitados: su alcance territorial es reducido, su control es insuficiente y la falta de sanciones efectivas las hace menos eficaces de lo esperado. Esta falta de contundencia ha derivado incluso en la presentación de demandas judiciales para exigir una acción más firme por parte de las instituciones.

Impacto en la salud y en la economía

La contaminación atmosférica no es solo una cuestión ambiental, sino también un grave problema sanitario. Los estudios estiman que en España mueren cada año alrededor de 30.000 personas por patologías asociadas a la mala calidad del aire, de las cuales unas 5.400 corresponden a la Comunidad de Madrid.

El coste económico es igualmente alarmante: los gastos derivados de atención sanitaria, pérdida de productividad y daños al bienestar superan los 50.000 millones de dólares euros en el país, lo que equivale a cerca del 3,5 % del PIB nacional. En términos prácticos, respirar aire contaminado sale muy caro, tanto a nivel individual como colectivo.

La infancia, entre los más vulnerables

Un aspecto especialmente preocupante es el impacto de la contaminación en los entornos escolares. Medidas realizadas en accesos a colegios de Madrid y municipios cercanos detectaron niveles de polución superiores a los registrados por las estaciones oficiales. Esto pone de manifiesto lo expuestos que están los niños, un grupo de población mucho más sensible a los efectos de la polución debido a que sus pulmones aún están en desarrollo.

Conclusión y llamado a la acción

El balance de 2024 deja una conclusión clara: la contaminación del aire en Madrid sigue siendo una emergencia sanitaria y ambiental. A pesar de las mejoras parciales en algunos contaminantes, la situación global empeoró por el auge del ozono troposférico y por la falta de medidas contundentes y sostenidas en el tiempo.

Si Madrid quiere avanzar hacia un futuro más saludable y sostenible, será necesario:

  • Reforzar las Zonas de Bajas Emisiones para que sean efectivas.

  • Reducir de forma drástica el tráfico contaminante y apostar por la movilidad eléctrica, compartida y activa.

  • Controlar y limitar las emisiones vinculadas al aeropuerto.

  • Desarrollar planes específicos contra el ozono, especialmente en episodios de calor extremo.

  • Proteger con mayor firmeza a los colectivos más vulnerables, como los niños y las personas mayores.

Solo con un compromiso real y con políticas valientes será posible garantizar un aire limpio en Madrid, mejorar la salud de sus habitantes y contribuir a frenar los efectos del cambio climático.