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Iberdrola y Red Eléctrica se culpan por el gran apagón eléctrico de 2025 en España

Viernes, 30 mayo 2025
Tiempo de lectura: 4 min
Apagón eléctrico en la ciudad
Imagen: Freepik.es

El 28 de abril de 2025, más de 50 millones de personas en España, Portugal y partes del sur de Francia se vieron afectadas por uno de los apagones más graves en la historia reciente del sistema eléctrico europeo. Lo que comenzó como una desconexión repentina al mediodía terminó siendo un evento que dejó a importantes capitales, como Madrid, Lisboa y Barcelona, sin suministro eléctrico durante horas.

El incidente no solo provocó caos entre ciudadanos y empresas, sino que desató una tormenta política y técnica entre dos de los actores clave del sistema energético español: Iberdrola y Red Eléctrica de España (REE). Ambas compañías se señalaron mutuamente por el fallo, dejando en evidencia las tensiones del actual proceso de transición energética.

¿Qué ocurrió el 28 de abril?

Todo comenzó alrededor de las 12:30 p. m., cuando una anomalía aún no completamente explicada provocó una desconexión masiva del sistema eléctrico ibérico respecto al continente europeo. El fallo generó un desequilibrio de frecuencia en la red, obligando a la activación automática de protecciones que desconectaron líneas clave para evitar un colapso mayor.

El resultado fue un apagón masivo que afectó a ciudades como Madrid, Valencia, Lisboa, Sevilla, Oporto y Zaragoza. La restauración del servicio comenzó gradualmente a partir de las 19:00 horas en algunas regiones, pero en otras se prolongó hasta bien entrada la madrugada del 29 de abril.

Aunque no hubo víctimas, el impacto fue significativo: hospitales y servicios críticos operaron con generadores, se suspendieron servicios ferroviarios, y muchas industrias tuvieron que detener su producción. El daño económico se estima en cientos de millones de euros.

Cruce de acusaciones: Iberdrola vs. Red Eléctrica

El foro CREO 2025, celebrado en Madrid apenas unas semanas después del gran apagón, se convirtió en el escenario de un cruce directo de acusaciones entre Iberdrola y Red Eléctrica de España (REE), que dejó patente la creciente tensión entre los principales actores del sistema eléctrico español.

Iberdrola: “Faltó previsión por parte del operador”

Ignacio Galán, presidente de Iberdrola, utilizó su intervención para criticar duramente la gestión operativa de REE durante el incidente. Según Galán, el operador del sistema no supo anticiparse a un escenario que, aunque complejo, era previsible:

“El sistema eléctrico español no está preparado para gestionar una red dominada por renovables sin inversiones significativas en inteligencia de red y almacenamiento.”

Desde el punto de vista de Iberdrola, la combinación de un descenso repentino en la producción eólica —provocado por una baja en la velocidad del viento en la zona centro-norte— y un aumento inesperado de la demanda debido a un pico de temperaturas, requería una actuación preventiva más contundente. Aseguran que REE no activó los mecanismos de respaldo como las reservas rotatorias o el ajuste por demanda flexible en el momento oportuno, permitiendo que el desequilibrio creciera hasta niveles insostenibles.

Además, Galán puso sobre la mesa un problema estructural: la falta de inversión en tecnologías de almacenamiento, como baterías a escala industrial o plantas de bombeo, que podrían haber actuado como amortiguadores del sistema.

Red Eléctrica: “Iberdrola alteró el equilibrio de la red”

La respuesta de Beatriz Corredor, presidenta de REE, no tardó en llegar. Durante su intervención, Corredor rechazó frontalmente las acusaciones de falta de previsión y acusó directamente a Iberdrola de contribuir al colapso por una gestión inadecuada de su parque generador:

“Detectamos desvíos no comunicados en la producción de varias plantas, lo que provocó un desequilibrio crítico en la red.”

Según REE, Iberdrola modificó sus niveles de producción sin informar adecuadamente al operador, violando los protocolos de despacho y programación establecidos. Esta alteración inesperada rompió el equilibrio entre generación y demanda, obligando a REE a activar medidas de emergencia en cuestión de segundos.

Corredor también aprovechó para lanzar una advertencia sobre los riesgos de operar en un entorno eléctrico tan complejo sin una comunicación fluida y transparente entre generadores y operadores:

“La descarbonización requiere corresponsabilidad. La transición energética no puede ejecutarse con modelos del siglo XX.”

REE defendió que, ante una situación crítica, su infraestructura funcionó según los parámetros esperados, conteniendo el apagón dentro del sistema ibérico y evitando una propagación más allá de sus fronteras. También reiteraron su compromiso con el despliegue de una red más digitalizada y flexible, pero advirtieron que sin un marco de coordinación más estricto con los agentes del mercado, estos episodios podrían repetirse.

Tensión estructural en la transición energética

Este cruce de declaraciones pone en evidencia un problema mayor: la fragilidad institucional y técnica del modelo actual de gestión eléctrica. La coexistencia de múltiples actores con intereses divergentes (generadores, operadores, comercializadores, consumidores) en un entorno cada vez más volátil y descentralizado exige una revisión urgente de los protocolos de coordinación.

Mientras Iberdrola insiste en que la solución pasa por una mayor inversión en infraestructuras inteligentes y almacenamiento, REE subraya la necesidad de una disciplina operativa estricta y una supervisión regulatoria más sólida para evitar que decisiones unilaterales comprometan la estabilidad del conjunto.

El apagón del 28 de abril ha dejado al descubierto varias debilidades:

  • Falta de flexibilidad y capacidad de respuesta inmediata.

  • Descoordinación entre generación y operación del sistema.

  • Infraestructuras obsoletas en algunos tramos de la red.

  • Dependencia de condiciones meteorológicas imprevisibles.

Además, se pone de manifiesto que la digitalización y el almacenamiento de energía ya no son opcionales, sino fundamentales para evitar nuevos episodios como este.

La ciudadanía y el autoconsumo como parte de la solución

Las asociaciones de consumidores, como FACUA, han denunciado la escasa comunicación oficial durante las primeras horas del apagón. Además, han exigido al Gobierno impulsar medidas que aceleren el autoconsumo y la descentralización energética:

  • Incentivos al autoconsumo fotovoltaico residencial.

  • Implementación de microredes comunitarias.

  • Transparencia en tiempo real de datos del sistema eléctrico.

Países como Dinamarca y Alemania ya cuentan con plataformas digitales abiertas que permiten a ciudadanos y empresas acceder a datos en tiempo real sobre la red eléctrica, lo que favorece una mejor gestión de la demanda y una mayor confianza pública.

Lecciones del gran apagón eléctrico en España

Más allá del cruce de reproches, el apagón de abril de 2025 debe interpretarse como una alerta temprana sobre los desafíos que implica la transición energética.

Entre las medidas prioritarias que deberían implementarse están:

  • Mejorar la coordinación operativa entre generadores y operadores.

  • Invertir en tecnologías de almacenamiento energético a gran escala.

  • Adaptar el marco normativo a una red distribuida y digital.

  • Fortalecer los protocolos de respuesta ante emergencias eléctricas.

Iberdrola y Red Eléctrica, aunque con visiones distintas, tienen una responsabilidad compartida en garantizar que el sistema evolucione hacia un modelo más resiliente, flexible y transparente.