Dieta planetaria de salud: cómo podría prevenir 15 millones de muertes al año

Un reciente y ambicioso informe científico conducido por la Comisión EAT-Lancet advierte que mejorar la calidad de la dieta global —orientándola hacia una alimentación más centrada en alimentos vegetales, con moderación de productos animales y procesados— podría prevenir hasta 15 millones de muertes prematuras cada año.
Este dato pone sobre la mesa la magnitud del impacto que tiene lo que comemos, no solo sobre la salud individual, sino también sobre el bienestar colectivo y la sostenibilidad planetaria. En este artículo exploraremos el estudio, sus fundamentos, sus recomendaciones y los retos para hacerlo realidad.
Origen del estudio y contexto científico
La Comisión EAT-Lancet y sus antecedentes
La Comisión EAT-Lancet es un grupo interdisciplinar que reúne expertos en salud pública, nutrición, agricultura, economía y cambio climático. Su primer gran informe, publicado en 2019, presentó el concepto de dieta planetaria o “planetary health diet (PHD)”, que proponía dietas más saludables y sostenibles desde el punto de vista ambiental.
En esta nueva versión (2025), los investigadores volvieron con datos actualizados y modelos más refinados, ampliando sus estimaciones de vidas salvadas y profundizando en la relación entre dietas saludables y límites planetarios (cambio climático, biodiversidad, uso del agua, contaminación, etc.).
Principales hallazgos
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Se calcula que si la población mundial adoptara dietas más alineadas al modelo planetario, se podrían evitar aproximadamente 15 millones de muertes prematuras al año.
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Esa cifra representa cerca del 27 % de las muertes prematuras en adultos, según los modelos del estudio.
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Los expertos también estiman que las emisiones agrícolas podrían reducirse alrededor de un 15 % si se transformaran los sistemas alimentarios.
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Además, el estudio aborda cómo las dietas actuales contribuyen al deterioro de parámetros planetarios como la pérdida de biodiversidad, el cambio en el uso del suelo, la polución de nutrientes y la presión sobre recursos hídricos.
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En regiones con mejores hábitos alimenticios tradicionales (como países mediterráneos) se observan puntuaciones más altas en adherencia a esta dieta planetaria.
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No obstante, el estudio advierte que muchos países (tanto ricos como pobres) están lejos de esa adherencia óptima.
Un estudio anterior sobre los índices dietéticos globales estimaba que si se mejorara el “Planetary Health Diet Index (PHDI)” a un valor de 120 (sobre un máximo de ~140), se podrían prevenir esas 15 millones de muertes anuales.
¿Qué es la “dieta planetaria de salud”?
Para entender cómo puede lograrse ese impacto, conviene desglosar qué propone esta dieta.
Principios básicos
La dieta planetaria salud (PHD) se caracteriza por:
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Alta presencia vegetal: verduras, frutas, granos enteros, legumbres, frutos secos y semillas son la base.
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Consumo moderado de proteína animal: pescado, aves, productos lácteos y huevos pueden estar presentes, pero en cantidades moderadas.
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Reducción del consumo de carne roja y procesada: la carne roja pasa a ser un complemento ocasional, no protagonista.
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Limitar azúcar añadido, sal, grasas saturadas y alimentos ultraprocesados.
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Flexibilidad cultural y adaptación local: no se pretende imponer una fórmula rígida universal, sino ofrecer una guía adaptable según tradiciones, disponibilidad y preferencias regionales.
De forma práctica, los autores sugieren por ejemplo una porción diaria de lácteos, otra de proteína animal (no roja), con la carne roja limitada a una vez por semana.
Beneficios esperados para la salud
Los beneficios proyectados del cambio dietético incluyen:
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Reducción de enfermedades cardiovasculares: infartos, ictus, hipertensión.
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Menor incidencia de diabetes tipo 2.
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Disminución de ciertos tipos de cáncer asociados a dieta poco saludable.
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Beneficios en enfermedades neurodegenerativas y longevidad general.
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Mejora de la calidad de vida en la adultez y vejez.
El estudio estimó que 2,5 millones de esas muertes evitables corresponderían a muertes cardiovasculares, y 0,7 millones a enfermedades neurodegenerativas.
Beneficios planetarios y ambientales
Desde la perspectiva del planeta, los impactos positivos son múltiples:
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Reducción de emisiones agrícolas (metano, óxido nitroso, CO₂).
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Menor presión sobre tierras, deforestación y uso de agua.
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Disminución de la contaminación por nitrógeno y fósforo.
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Protección de la biodiversidad al reducir la expansión ganadera intensiva.
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Contribución al cumplimiento de límites planetarios (o “planetary boundaries”) ya amenazados.
Uno de los argumentos más fuertes del informe es que el sistema alimentario actual ya constituye un factor esencial para sobrepasar límites ecológicos seguros.
Retos para la implementación global
Un ideal científico no siempre se traduce fácilmente en cambio real. Algunos de los principales obstáculos son:
Desigualdad y acceso económico
Muchos países de ingresos bajos o medianos no pueden garantizar el acceso a frutas, vegetales, legumbres y otros alimentos de calidad para toda su población. En algunos lugares, el costo de una dieta saludable es simplemente inviable para muchos hogares.
Políticas agrícolas contradictorias
Subsidios, precios relativos y políticas estatales todavía favorecen en muchos países la producción de carne, cereales refinados o monocultivos, lo que hace que los alimentos menos saludables sean más económicos que los nutritivos. Cambiar esto implica decisiones políticas complejas y reorientación de apoyos públicos.
Influencia de la industria alimentaria
Empresas con intereses en carnes, lácteos o alimentos ultraprocesados podrían resistirse activamente a cambios que amenacen sus modelos de negocio. Se espera que haya campañas de tolerancia selectiva, lobby y difusión de desinformación.
Cultura, hábitos alimentarios y educación
Los hábitos dietéticos están profundamente arraigados en culturas locales, tradiciones y preferencias personales. Cambiar esos hábitos requiere tiempo, educación nutricional, incentivos y una narrativa efectiva que muestre que “lo saludable también puede ser lo sabroso”.
Infraestructura y suministro
Para que los alimentos saludables lleguen a todos, se necesita cadena logística, almacenamiento, distribución, preservación, mercados locales bien conectados, infraestructura de transporte y apoyo a pequeños productores.
Coordinación internacional y financiamiento
El informe estima que para lograr esta transformación global será necesario invertir entre 200.000 y 500.000 millones USD anuales, pero los beneficios potenciales, en términos de salud, ambientales y económicos, podrían alcanzar los 5 billones de dólares por año.
Qué puede hacer cada uno: pequeñas acciones con gran impacto
Aunque los cambios sistémicos son esenciales, las acciones individuales también suman. Algunas recomendaciones prácticas:
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Aumentar la proporción de verduras, frutas, legumbres y cereales integrales en cada comida.
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Reducir el consumo de carne roja, en particular los productos procesados.
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Elegir fuentes de proteína más sostenibles: pescado, legumbres, frutos secos, huevos en moderación.
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Limitar alimentos ultraprocesados, azúcares añadidos, grasas saturadas y snacks poco saludables.
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Apoyar productos locales, agricultura sostenible, ferias de productores, cooperativas.
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Disminuir el desperdicio de alimentos: planificar compras, conservar mejor los alimentos y aprovechar sobras.
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Informarse y abogar por políticas alimentarias saludables, apoyando campañas públicas de educación nutricional.