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Enero de 2025 rompe récord de calor global, desafiando expectativas de enfriamiento por La Niña

Sábado, 15 febrero 2025
Tiempo de lectura: 4 min
Termómetro registra altas temperaturas
Imagen: Freepik.es

El mes de enero de 2025 ha sido oficialmente declarado como el más caluroso de todos los eneros documentados a nivel global, según informes conjuntos del Servicio de Cambio Climático de Copernicus (C3S) y la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA). La temperatura media global durante este mes alcanzó los 13,23 °C, superando en 0,79 °C el promedio correspondiente al periodo de referencia 1991-2020. Aún más alarmante es que esta cifra representa un aumento de 1,75 °C respecto a los niveles preindustriales, lo que la convierte en una de las anomalías térmicas más significativas de la era moderna.

Este récord de calor global ha sorprendido a la comunidad científica por haberse producido en un contexto dominado por el fenómeno climático de La Niña, que históricamente se ha asociado con una reducción de las temperaturas globales. Sin embargo, esta vez, el efecto de enfriamiento de La Niña no fue suficiente para contrarrestar el continuo calentamiento inducido por las actividades humanas, especialmente por la emisión de gases de efecto invernadero.

¿Qué es La Niña y por qué no logró enfriar el planeta?

La Niña es un fenómeno climático caracterizado por el enfriamiento anómalo de las aguas superficiales del océano Pacífico central y oriental. Suele provocar una serie de alteraciones climáticas en distintas regiones del mundo, incluyendo una disminución de las temperaturas globales medias. Sin embargo, en enero de 2025, a pesar de la presencia activa de La Niña, el planeta registró un calentamiento sin precedentes.

Los expertos explican esta situación a partir de varios factores interrelacionados:

  • Persistencia del calentamiento global: Las emisiones de dióxido de carbono (CO₂), metano (CH₄) y otros gases de efecto invernadero han continuado aumentando, elevando la temperatura global a niveles que superan la capacidad de enfriamiento temporal que podría ejercer La Niña.

  • Acumulación de calor en los océanos: Durante años, los océanos han actuado como amortiguadores climáticos, absorbiendo gran parte del calor generado por la actividad humana. Este calor acumulado está siendo liberado progresivamente, lo que contribuye al aumento de la temperatura atmosférica.

  • Reducción de aerosoles atmosféricos: Los aerosoles, partículas en suspensión que reflejan parte de la radiación solar de vuelta al espacio, han disminuido debido a cambios en políticas industriales y sanitarias globales. Esta reducción ha incrementado la capacidad del planeta para absorber calor solar.

Consecuencias globales del récord de temperatura

El impacto del inusual calor registrado en enero de 2025 ha sido evidente en distintas regiones del planeta, generando consecuencias climáticas, ambientales y sociales considerables:

  • Europa: Numerosas regiones del sur y el este del continente experimentaron temperaturas inusualmente altas para la época del año. Algunas zonas alcanzaron récords históricos de temperatura invernal, con consecuencias para el suministro de energía y los ecosistemas locales.

  • América del Norte: Aunque se registraron olas de frío en partes de Canadá y Estados Unidos, relacionadas con una inestabilidad del vórtice polar, muchas otras regiones vivieron temperaturas superiores a lo habitual, lo que alteró los patrones meteorológicos estacionales.

  • Asia y Oceanía: En Siberia, se reportaron temperaturas anómalamente elevadas que aceleraron el deshielo del permafrost. En Australia, el calor extremo intensificó la sequía y agravó los incendios forestales, que afectaron tanto a ecosistemas como a comunidades rurales.

  • África y América del Sur: Varias regiones africanas y sudamericanas sufrieron también anomalías térmicas significativas, con impactos negativos en la agricultura, la disponibilidad de agua y la seguridad alimentaria.

Océanos más cálidos y retroceso del hielo marino

El calentamiento global no solo afecta la temperatura del aire, sino también la de los océanos. En enero de 2025, la temperatura media de la superficie del mar entre las latitudes 60°S y 60°N alcanzó los 20,78 °C, una de las cifras más elevadas jamás registradas para ese mes.

Este incremento en la temperatura oceánica ha tenido efectos devastadores sobre las masas de hielo en los polos. En el Ártico, la extensión del hielo marino se redujo un 3 % respecto a la media, mientras que en la Antártida, la pérdida fue aún más drástica, con una disminución del 10 %, lo que sitúa este enero entre los peores en cuanto a cobertura de hielo marino en décadas. La desaparición del hielo polar tiene profundas implicaciones para la estabilidad climática del planeta, incluyendo la alteración de corrientes oceánicas, la subida del nivel del mar y la pérdida de hábitats esenciales.

¿Qué implicaciones tiene este récord para el futuro del clima?

El registro de enero de 2025 es una clara señal de alarma sobre la aceleración del cambio climático. Si las emisiones de gases de efecto invernadero continúan en los niveles actuales, es probable que el mundo supere pronto el umbral crítico de 1,5 °C fijado en el Acuerdo de París, lo que podría desencadenar una cascada de efectos climáticos irreversibles: desde el colapso de ecosistemas hasta el aumento en la frecuencia e intensidad de fenómenos extremos como huracanes, incendios y sequías prolongadas.

Además, la incapacidad de La Niña para enfriar el planeta como lo ha hecho históricamente sugiere que estamos entrando en una nueva fase del sistema climático terrestre, en la que los mecanismos naturales de autorregulación podrían estar perdiendo efectividad frente al impacto acumulado de la actividad humana.

¿Qué podemos hacer para mitigar esta crisis?

Frente a este escenario, la acción climática se vuelve más urgente y necesaria que nunca. Las soluciones existen, pero requieren de un esfuerzo coordinado y sostenido por parte de gobiernos, empresas y ciudadanos:

  • Reducción drástica de emisiones: Es fundamental apostar por fuentes de energía renovable como la solar y la eólica, mejorar la eficiencia energética de viviendas, industrias y transportes, y fomentar modelos de movilidad sostenible.

  • Protección y restauración de ecosistemas: Bosques, humedales y océanos actúan como sumideros naturales de carbono. Protegerlos y restaurarlos es una de las estrategias más efectivas para combatir el cambio climático.

  • Educación y concienciación: Informar y sensibilizar a la población sobre las causas y consecuencias del cambio climático es crucial para impulsar cambios en el comportamiento individual y colectivo.

  • Adaptación al cambio climático: Además de mitigar, es necesario adaptarse. Esto implica desarrollar infraestructuras resilientes, políticas públicas eficaces y sistemas de alerta temprana para proteger a las comunidades más vulnerables frente a los impactos climáticos que ya están en marcha.

Conclusión

El récord de calor de enero de 2025 no es un hecho aislado, sino parte de una tendencia global sostenida que refleja la transformación acelerada del clima del planeta. Estamos viviendo las consecuencias de décadas de inacción y dependencia de los combustibles fósiles. Aún estamos a tiempo de evitar los peores escenarios, pero la ventana de oportunidad se está cerrando rápidamente. El momento de actuar es ahora.