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Turismo y sostenibilidad en Iberoamérica: avances notables y desafíos pendientes en la integración de la Agenda 2030

Jueves, 24 abril 2025
Tiempo de lectura: 5 min
Representación de sostenibilidad en Iberoamérica

En el contexto actual de transformación global, donde los desafíos medioambientales, económicos y sociales demandan respuestas urgentes, el turismo se posiciona como uno de los sectores clave para impulsar un desarrollo sostenible y equilibrado. América Latina, con su inmensa riqueza natural, diversidad cultural y potencial turístico, se encuentra en una encrucijada decisiva: cómo consolidar un modelo turístico inclusivo, resiliente y alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030.

Un reciente informe presentado por la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB) en la ciudad de Madrid analiza precisamente este reto. Titulado «Turismo y ODS: La integración de la Agenda 2030 en la política turística en Iberoamérica», el estudio se centra en las políticas turísticas de Chile, Colombia, México y República Dominicana, cuatro países con estrategias avanzadas en turismo y con realidades sociales diversas. El informe fue elaborado por un equipo liderado por la investigadora Diana Gómez Bruna, quien durante la presentación afirmó con contundencia: “La sostenibilidad es el elemento clave que vertebra todos los planes de política turística en la región”.

Un cambio de paradigma: sostenibilidad como eje de las políticas públicas

El informe revela un dato esperanzador: los gobiernos latinoamericanos están priorizando de forma clara la sostenibilidad en sus estrategias turísticas, no como un complemento, sino como un eje estructurante. Esto representa un cambio de paradigma respecto a décadas anteriores, cuando el desarrollo turístico se medía principalmente por el crecimiento en el número de visitantes o la inversión extranjera.

Hoy, en cambio, los planes nacionales ponen el foco en aspectos como el impacto ambiental, la distribución equitativa de los beneficios del turismo, la inclusión de comunidades locales, la mejora del empleo en el sector y la promoción de prácticas de consumo responsable. Se trata, en palabras de Gómez Bruna, de “un turismo que no solo genera ingresos, sino que transforma positivamente los territorios y protege sus ecosistemas”.

ODS priorizados: trabajo decente, equidad, consumo responsable y clima: A partir de un exhaustivo análisis de los planes estratégicos, programas gubernamentales y proyectos turísticos desarrollados en Chile, Colombia, México y República Dominicana, el informe elaborado por la Secretaría General Iberoamericana (Segib) identifica de forma clara cuáles son los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) más presentes en la planificación y gestión del turismo en la región. Esta integración no solo refleja el grado de compromiso institucional con la Agenda 2030, sino que también evidencia una voluntad política por transformar el turismo en una herramienta efectiva para el desarrollo inclusivo y sostenible.

ODS 8: Trabajo decente y crecimiento económico: Este objetivo aparece como el más destacado en todas las políticas turísticas analizadas. Se reconoce al turismo como uno de los sectores económicos con mayor capacidad de generar empleo en América Latina, tanto en áreas urbanas como rurales. Las estrategias priorizan la creación de puestos de trabajo dignos, seguros y sostenibles, con especial atención a la capacitación técnica y profesional de jóvenes y mujeres, y al fortalecimiento del empleo local en comunidades turísticas. En este sentido, varios países han implementado programas de formación, certificación de competencias y fortalecimiento del emprendimiento turístico.

ODS 10: Reducción de las desigualdades: La inclusión social se consolida como un eje transversal en las políticas turísticas de la región. Este objetivo se manifiesta en acciones orientadas a garantizar el acceso equitativo a las oportunidades que ofrece el turismo, sobre todo para grupos tradicionalmente marginados, como mujeres, jóvenes, comunidades indígenas y habitantes de zonas rurales. A través de proyectos de turismo comunitario, fomento del liderazgo femenino y políticas de accesibilidad, se busca que el turismo contribuya activamente a cerrar brechas sociales y territoriales.

ODS 12: Producción y consumo responsables: En línea con la necesidad global de transitar hacia modelos de desarrollo más sostenibles, los países estudiados han empezado a implementar medidas que promuevan prácticas responsables tanto en la oferta turística como en el comportamiento de los visitantes. Esto incluye la gestión eficiente de recursos naturales, la reducción del uso de plásticos de un solo uso, la promoción del ecoturismo y la adopción de sistemas de certificación ambiental para empresas turísticas. El turismo sostenible ya no se plantea como una opción, sino como una necesidad estratégica para preservar los recursos que sustentan la actividad.

ODS 13: Acción por el clima: Particularmente en contextos como el de Chile y varios países de Centroamérica, donde los efectos del cambio climático se hacen cada vez más evidentes, este objetivo adquiere una relevancia prioritaria. Las políticas turísticas en estas naciones comienzan a incorporar criterios de resiliencia y adaptación al cambio climático, así como estrategias de mitigación que incluyen la descarbonización del transporte turístico, el impulso de infraestructuras sostenibles y la integración del riesgo climático en la planificación territorial. Además, se promueve la sensibilización de turistas y operadores sobre la importancia de reducir la huella ambiental del sector.

Estos objetivos, sin embargo, no se integran de forma homogénea. Cada país adapta su enfoque a su realidad social y ambiental:

  • En Chile, el énfasis está en la crisis climática y la conservación de sus paisajes naturales.

  • En Colombia y México, se prioriza la lucha contra la pobreza y la inequidad, especialmente en territorios afectados por conflictos o exclusión social.

  • En República Dominicana, la recuperación del turismo tras la pandemia de COVID-19 ha sido la prioridad, con una estrategia que intenta equilibrar dinamismo económico con sostenibilidad ambiental.

Obstáculos actuales: una integración aún fragmentaria de la Agenda 2030

A pesar de los avances, el informe subraya un aspecto crítico: la integración de la Agenda 2030 en las políticas turísticas sigue siendo parcial y fragmentada. Según Diana Gómez Bruna, “todavía no se ha logrado una incorporación plena, coherente e indivisible de los ODS en la planificación turística”.

Esta falta de integración se debe, en parte, a la debilidad institucional de algunos organismos turísticos, la escasez de recursos técnicos y financieros, y la falta de indicadores específicos que permitan medir el grado de cumplimiento de los ODS en el sector. También se identifica una desconexión entre los distintos niveles de gobierno (nacional, regional y local), lo que dificulta la aplicación efectiva de estrategias sostenibles en los territorios.

En este sentido, el informe plantea la necesidad de fortalecer la gobernanza turística, mejorar la capacitación técnica de los funcionarios públicos y establecer mecanismos de seguimiento y evaluación transparentes y participativos. Además, se insta a fomentar la colaboración intersectorial, integrando a actores del sector privado, académico y de la sociedad civil en el diseño e implementación de políticas turísticas.

Una oportunidad estratégica para transformar el turismo en Iberoamérica

El turismo sostenible no es una utopía: es una herramienta poderosa para generar empleo, reducir desigualdades, empoderar comunidades y proteger el patrimonio natural y cultural de la región. Sin embargo, para que este potencial se materialice, es imprescindible avanzar hacia una integración real y profunda de los principios de la Agenda 2030 en todos los niveles de planificación turística.

La SEGIB, a través de este informe, envía un mensaje claro a los gobiernos de Iberoamérica: el turismo puede y debe ser un motor de transformación social y ambiental, pero para ello requiere voluntad política, inversión pública y privada, y un compromiso sostenido con la sostenibilidad.

América Latina se encuentra en un momento decisivo. Los cimientos están puestos, las estrategias han comenzado a alinearse, y las comunidades muestran un creciente interés por un turismo más justo, inclusivo y responsable. Ahora es tiempo de dar el siguiente paso: construir un modelo turístico verdaderamente sostenible, que no solo sea rentable, sino también ético, resiliente y profundamente humano.