Ecotasa en el Teide: Una medida para proteger el Parque Nacional y fomentar el turismo responsable

Ubicado en el corazón de la isla de Tenerife, el Parque Nacional del Teide no solo representa uno de los mayores tesoros naturales de España, sino también un enclave de alto valor ecológico, geológico y cultural reconocido a nivel internacional. Con una altitud de 3.715 metros sobre el nivel del mar, el Teide ostenta el título de pico más alto de España y constituye el tercer volcán más alto del planeta si se mide desde su base oceánica. Este impresionante entorno, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2007, forma parte de una vasta área protegida que recibe más de 4 millones de visitantes al año, convirtiéndolo en el parque nacional más visitado de Europa y uno de los más concurridos del mundo.
No obstante, esta inmensa popularidad trae consigo desafíos significativos que ponen a prueba la sostenibilidad del entorno. La creciente presión turística ha generado serias preocupaciones entre científicos, gestores medioambientales y comunidades locales, debido al impacto ecológico provocado por el tráfico masivo, el deterioro progresivo de los senderos, la erosión del suelo, la alteración de hábitats sensibles y la acumulación de residuos. A todo ello se suma la dificultad de gestionar de forma eficaz un flujo constante de visitantes en un espacio natural de alta fragilidad ecológica.
En este contexto, se hace más urgente que nunca avanzar hacia un modelo de turismo responsable, que priorice la conservación del entorno, limite los impactos negativos y promueva una experiencia más consciente y respetuosa con los ecosistemas locales.
Ante esta situación, el Cabildo de Tenerife ha tomado la iniciativa de aplicar medidas más rigurosas que aseguren la preservación a largo plazo del Teide. Entre las más destacadas se encuentra la implementación de una ecotasa, un tributo ambiental que entrará en vigor en 2026 y que forma parte de un ambicioso plan de reconversión del modelo turístico hacia la sostenibilidad.
¿Qué es la ecotasa del Teide y cómo funcionará?
La ecotasa, en términos prácticos, será una tarifa obligatoria que deberán abonar los visitantes no residentes que accedan al área del Parque Nacional del Teide, en particular a las zonas de mayor interés ecológico, como los senderos de acceso al pico o las rutas que parten desde la estación del teleférico.
Aunque el importe exacto aún está por definir, las autoridades insulares han confirmado que los fondos recaudados no se integrarán en el presupuesto general, sino que se destinarán exclusivamente a labores de conservación, restauración, mantenimiento de infraestructuras sostenibles y educación ambiental. Se trata, por tanto, de un mecanismo de financiación directa orientado a mitigar los efectos negativos del turismo y a reforzar la capacidad del parque para autorregularse frente a la presión humana.
En palabras de Rosa Dávila, presidenta del Cabildo de Tenerife, la ecotasa no busca solo generar ingresos, sino sobre todo “regular el aforo, ordenar los accesos y concienciar a los visitantes”. El propósito fundamental es garantizar que la experiencia de visitar el Teide sea compatible con la necesidad de conservar su riqueza natural y cultural para las futuras generaciones.
Un plan integral: movilidad, vigilancia y reforestación
La ecotasa no es una medida aislada, sino que se inscribe dentro de un plan estratégico integral diseñado para transformar el modelo de gestión del Parque Nacional. Este plan contempla, entre otras iniciativas, las siguientes acciones complementarias:
Movilidad sostenible
Se pondrán en marcha lanzaderas eléctricas y transporte público regulado, especialmente durante las horas punta, con el fin de reducir el número de vehículos privados que acceden al parque. Esta medida pretende minimizar tanto las emisiones contaminantes como los problemas de congestión vial que afectan actualmente a los accesos principales, como la carretera TF-21.
Refuerzo de la vigilancia ambiental
El nuevo modelo incluirá un incremento de los agentes medioambientales y personal de vigilancia, encargados de velar por el cumplimiento de las normas, prevenir conductas irresponsables, controlar el número de visitantes en zonas sensibles y actuar en caso de emergencia o infracciones ambientales.
Reforestación con especies autóctonas
Parte de los recursos de la ecotasa se destinarán a proyectos de restauración ecológica, incluyendo la reforestación con especies endémicas como el pino canario (Pinus canariensis) y la retama del Teide (Spartocytisus supranubius). Estas acciones contribuirán a recuperar hábitats degradados, mejorar la biodiversidad local y reforzar la resiliencia del ecosistema ante el cambio climático.
Infraestructuras más sostenibles
La renovación de infraestructuras turísticas también forma parte del plan. Están previstas mejoras en las cabinas del teleférico, que serán modernizadas con tecnología más eficiente, así como la reapertura del histórico refugio de Altavista, adaptado a criterios de sostenibilidad energética y gestión de residuos.
Reacciones: entre el apoyo y la incertidumbre
La iniciativa ha sido acogida con opiniones encontradas. Organizaciones ambientales como la Fundación Telesforo Bravo – Juan Coello han celebrado la medida, considerándola un paso necesario para frenar la masificación turística que amenaza la integridad del parque. No obstante, también han pedido medidas más ambiciosas, como restricciones al uso de coches de alquiler y una regulación más estricta de la actividad de touroperadores.
Por su parte, algunas asociaciones empresariales y del sector turístico han expresado reticencias ante la posibilidad de que la ecotasa desincentive las visitas y afecte a la economía local. Subrayan la necesidad de acompañar la medida con campañas informativas que expliquen sus beneficios ambientales y aclaren cómo se utilizarán los fondos recaudados, evitando así la percepción de que se trata de un nuevo impuesto sin retorno para el visitante.
Un ejemplo de turismo regenerativo
La ecotasa del Teide se enmarca en una corriente creciente a nivel internacional que apuesta por el turismo regenerativo, es decir, aquel que no solo minimiza su huella, sino que contribuye activamente a la recuperación del entorno que visita. Lejos de ser una barrera, esta medida puede convertirse en un valor añadido para aquellos viajeros conscientes que buscan experiencias más auténticas y respetuosas con el planeta.
Con su implementación, Tenerife no solo protege uno de sus paisajes más icónicos, sino que refuerza su posicionamiento como destino comprometido con la sostenibilidad, en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y con los principios de la Estrategia Canaria de Acción Climática.