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mARTadero: del abandono al arte sostenible que transforma Bolivia

Miércoles, 28 mayo 2025
Tiempo de lectura: 4 min
mARTadero

En el corazón de Cochabamba, una de las ciudades más activas de Bolivia, se encuentra un espacio donde el arte, la sostenibilidad y la transformación urbana conviven de manera ejemplar. Se trata del mARTadero, un centro cultural alternativo que ocupa lo que antaño fue un matadero municipal. Esta iniciativa, cuyo nombre combina simbólicamente “matadero” y “arte”, ha emergido como una referencia continental de cómo es posible regenerar espacios urbanos abandonados y convertirlos en núcleos creativos, sostenibles y participativos.

Más allá de su originalidad arquitectónica o de su propuesta artística, el mARTadero se ha convertido en un caso de estudio sobre cómo el arte puede ser motor de desarrollo sostenible, tejido social y conciencia ambiental, todo desde una gestión autónoma y comunitaria.

De matadero a laboratorio cultural vivo

El edificio que hoy alberga al mARTadero fue construido en 1924 con el propósito de funcionar como matadero municipal. Operó con ese fin durante más de siete décadas hasta su clausura definitiva en 1999. Tras varios años de abandono, y gracias al impulso de artistas y gestores culturales locales, en 2005 el municipio de Cochabamba cedió el espacio a la Fundación NADA (Nuevos Actores para el Desarrollo del Arte), que lo convirtió en el epicentro de un proyecto innovador con enfoque multidisciplinario.

Lejos de demoler la estructura existente o realizar una intervención agresiva, se adoptó un enfoque de reutilización consciente: las instalaciones originales se conservaron y readaptaron, manteniendo su valor patrimonial y reduciendo significativamente el impacto ambiental de la obra. Este acto fundacional sentó las bases del mARTadero como espacio de resistencia arquitectónica, memoria histórica y visión ecológica.

Desde entonces, el lugar se concibe como un “laboratorio de arte y desarrollo”, en el que confluyen artistas, educadores, científicos y comunidades para repensar, desde la creación, el papel del arte en la transformación social. El término “laboratorio” no es casual: se experimenta, se crea, se investiga y se propone, siempre con una lógica de procesos abiertos, participativos y sostenibles.

Un referente de arte sostenible en Bolivia

La sostenibilidad es mucho más que una aspiración estética en el mARTadero: es su columna vertebral. El proyecto no solo ha integrado estrategias ambientales, sino también sociales y económicas, convirtiéndose en una expresión viva del arte sostenible en Bolivia.

Entre las prácticas destacadas del centro cultural se encuentran:

  • Reutilización arquitectónica y patrimonial: en lugar de construir desde cero, se ha rehabilitado lo existente, con una lógica de economía circular aplicada al urbanismo. Muros, techos, portones, columnas y estructuras metálicas originales han sido recuperados, intervenidos artísticamente y resignificados.

  • Gestión responsable de recursos naturales: se promueven políticas de bajo consumo energético, se han instalado sistemas de captación de agua de lluvia y existen circuitos de reciclaje para los residuos generados en los eventos.

  • Producción cultural consciente: muchas de las obras generadas en el espacio están creadas con materiales reutilizados, técnicas tradicionales o mensajes que promueven la reflexión ecológica. El arte como vehículo de conciencia es una constante en sus exposiciones y actividades.

  • Movilidad y accesibilidad sostenible: se incentiva el uso de bicicletas, transporte público y caminatas, no solo por razones ambientales, sino como una forma de apropiación ciudadana del espacio urbano.

Estas prácticas han convertido al mARTadero en un verdadero ecosistema cultural sostenible, donde el arte no solo se consume, sino que se cultiva de forma orgánica, colaborativa y con un fuerte sentido de responsabilidad ambiental y social.

Una comunidad creativa y diversa en constante transformación

Uno de los pilares del mARTadero es su comunidad, amplia, heterogénea y siempre activa. El espacio acoge a creadores locales, nacionales e internacionales que desarrollan proyectos en disciplinas tan diversas como teatro, música, danza, artes visuales, literatura, performance, cine, diseño y nuevas tecnologías.

Además de sus espacios expositivos y escénicos, el mARTadero ofrece:

  • Residencias artísticas que permiten a creadores convivir temporalmente en el espacio para desarrollar propuestas en diálogo con la comunidad.

  • Talleres de formación continua, que abarcan desde técnicas artísticas hasta temas como educación ambiental, derechos culturales o economía social.

  • Espacios de trabajo colaborativo, como salas de ensayo, coworking, una biblioteca comunitaria y laboratorios de prototipado.

  • Huertos urbanos y áreas verdes, donde se cultivan alimentos y plantas nativas con fines pedagógicos y alimentarios, gestionados por vecinos y voluntarios.

El tejido social que orbita el mARTadero es tan importante como su programación artística. Vecinos del barrio, estudiantes, niños, académicos, turistas y activistas convergen en el espacio con una visión compartida de crear comunidad a través del arte. La horizontalidad, la inclusión y la participación son valores esenciales en todas sus actividades.

Un impacto que trasciende fronteras

A lo largo de los años, el mARTadero ha sido reconocido por su innovación cultural y su compromiso con el desarrollo sostenible. Ha formado parte de redes como IberCultura Viva, ha colaborado con organismos como UNESCO y ha recibido la visita de investigadores, arquitectos, curadores y gestores culturales de todo el continente interesados en replicar su modelo.

Su impacto se proyecta más allá de Cochabamba. Ha servido como laboratorio de ideas y propuestas que han sido adoptadas en otras ciudades de Bolivia y América Latina. En ese sentido, el mARTadero funciona como una incubadora de soluciones creativas a problemas urbanos, sociales y ecológicos, demostrando que la cultura puede ser una herramienta real de transformación.

El reconocimiento internacional no ha mermado su carácter independiente: el mARTadero mantiene una gestión autónoma, basada en la autogestión, la autofinanciación parcial y la colaboración ciudadana. Su sostenibilidad económica combina fondos públicos, alianzas con ONGs, ingresos por eventos y una importante red de voluntariado.

Programas y líneas de acción emblemáticas

El mARTadero desarrolla múltiples proyectos que articulan arte y sostenibilidad. Algunos de los más destacados incluyen:

  • mARTadero Verde: un programa dirigido a la infancia y la juventud que combina talleres creativos con educación ambiental, promoviendo la ecoconciencia desde edades tempranas.

  • Residencias sostenibles: artistas residentes desarrollan obras utilizando exclusivamente materiales reciclados, orgánicos o de bajo impacto ambiental, en colaboración con comunidades vecinas.

  • Cine ambiental: ciclos de cine documental que abordan temáticas como el cambio climático, el extractivismo, la biodiversidad y las luchas territoriales.

  • Arte + Ciencia + Tecnología: plataforma que conecta científicos y artistas para desarrollar proyectos que integren la innovación tecnológica con la urgencia ecológica desde una perspectiva estética.