Alerta en Europa: el hongo Aspergillus se expande debido al cambio climático
En los últimos meses, múltiples investigaciones científicas han puesto en evidencia un nuevo motivo de preocupación sanitaria en Europa: la proliferación del hongo Aspergillus, particularmente de las especies Aspergillus fumigatus y Aspergillus flavus. Esta expansión, cada vez más evidente en distintas regiones del continente, se vincula de forma directa con el aumento de las temperaturas provocado por el cambio climático.
El fenómeno no solo ha generado inquietud en la comunidad médica, sino también en el ámbito ambiental, ya que se está configurando como una amenaza silenciosa pero significativa para la salud pública. Los expertos advierten que los efectos podrían agravarse en los próximos años si no se toman medidas adecuadas de mitigación y prevención. La principal población en riesgo son aquellas personas con sistemas inmunológicos debilitados, como pacientes oncológicos, personas con enfermedades respiratorias crónicas, receptores de trasplantes o individuos con VIH/SIDA, entre otros.
¿Qué es el hongo Aspergillus y cómo impacta en la salud humana?
El Aspergillus es un género de hongos compuesto por más de 200 especies, muchas de las cuales están presentes de manera natural en el medio ambiente. Estos hongos viven y se desarrollan principalmente en el suelo, el compost, los granos almacenados, las plantas en descomposición y, sobre todo, en el aire, donde sus esporas microscópicas pueden ser inhaladas con facilidad.
En la mayoría de los casos, la exposición a estas esporas no provoca síntomas ni enfermedades. Sin embargo, cuando el sistema inmunológico de una persona está comprometido, las esporas pueden colonizar los pulmones o incluso invadir tejidos más profundos, dando lugar a una infección conocida como aspergilosis. Esta enfermedad puede presentarse en varias formas:
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Aspergilosis pulmonar invasiva, una infección grave y potencialmente mortal que afecta a los pulmones y puede diseminarse a otros órganos.
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Aspergilosis broncopulmonar alérgica, más común en personas asmáticas o con fibrosis quística.
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Aspergiloma, una masa fúngica que se desarrolla en cavidades pulmonares previamente dañadas.
Los síntomas más frecuentes incluyen tos persistente, en ocasiones con sangre, fiebre, dificultad para respirar, fatiga, dolor torácico y pérdida de peso. La detección precoz y el tratamiento antifúngico oportuno son claves para mejorar el pronóstico, aunque en muchos casos el diagnóstico se retrasa por la inespecificidad de los síntomas.
Cambio climático: el caldo de cultivo perfecto para el Aspergillus
Los científicos han señalado que el hongo Aspergillus está encontrando condiciones cada vez más propicias para crecer y propagarse debido a los efectos del cambio climático. El incremento sostenido de las temperaturas medias, la alteración de los patrones de lluvia y la degradación de los ecosistemas naturales están favoreciendo la expansión geográfica de estos hongos, antes confinados a determinadas zonas climáticas.
Un estudio reciente publicado en la revista Nature Communications advierte que si no se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero, la prevalencia global de Aspergillus fumigatus podría aumentar hasta en un 77% en las próximas décadas. Esto se traduciría en millones de personas más expuestas al riesgo de infección, especialmente en áreas urbanas donde la calidad del aire ya es precaria.
Además, el uso excesivo de fungicidas en la agricultura ha contribuido a la aparición de cepas de Aspergillus resistentes a los medicamentos, lo que complica aún más su tratamiento en el ámbito clínico.
Casos recientes que encienden las alarmas
En mayo de 2025, se registró un brote preocupante de aspergilosis pulmonar en el Hospital El Pino de San Bernardo, en Chile. Aunque el caso no ocurrió en Europa, representa un ejemplo reciente del tipo de situaciones que pueden presentarse si no se toman precauciones adecuadas. La institución se vio obligada a cerrar varios pabellones de atención médica de forma temporal debido a la presencia del hongo en los sistemas de ventilación.
Este tipo de incidentes pone de manifiesto la vulnerabilidad de los espacios cerrados, como hospitales, clínicas y centros de cuidados, donde los pacientes más frágiles pueden verse expuestos a ambientes contaminados sin saberlo.
Estrategias de prevención frente al Aspergillus
A fin de minimizar el riesgo de infecciones por Aspergillus, se recomienda adoptar una combinación de estrategias que incluyan tanto medidas sanitarias como soluciones basadas en sostenibilidad ambiental:
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Monitoreo de calidad del aire: Los gobiernos deben establecer sistemas de vigilancia ambiental que permitan detectar aumentos inusuales en las concentraciones de esporas en zonas urbanas y rurales.
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Protocolos hospitalarios estrictos: Las instituciones de salud deben implementar sistemas de filtración HEPA, controlar la humedad y garantizar una adecuada limpieza de los sistemas de climatización.
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Investigación científica: Es urgente invertir en nuevas tecnologías médicas para el diagnóstico precoz, así como en el desarrollo de tratamientos antifúngicos más eficaces ante cepas resistentes.
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Concienciación ciudadana: Educar a la población sobre los riesgos del hongo Aspergillus y su relación con el cambio climático es fundamental para fomentar hábitos de prevención.
Reflexiones desde la sostenibilidad: un problema que va más allá de la medicina
La expansión del hongo Aspergillus por el cambio climático nos recuerda que los desafíos ambientales y sanitarios están profundamente interconectados. La salud de los ecosistemas afecta directamente la salud de las personas. Por eso, adoptar un estilo de vida más sostenible no es solo una cuestión ecológica, sino también una medida preventiva para preservar nuestro bienestar.
Reducir la contaminación atmosférica, optar por energías limpias, disminuir el uso de químicos tóxicos y apoyar políticas ambientales responsables son pasos clave para contener amenazas emergentes como esta.
